Los lobos árticos tienden a ser más pequeños que el lobo común.
Su longitud oscila entre 1 y 2 metros, incluyendo la cola siendo los
machos más grandes que las hembras. Su altura varía de 63 a 78 cm,
siendo más compactos que los lobos comunes con un peso medio de 45
kilogramos encontrándose ejemplares adultos que alcanzaban hasta 80
kilos. Usualmente tienen orejas pequeñas, lo que les ayuda a conservar
el calor corporal.
La longevidad
de los lobos árticos en su entorno natural suele ser de 7 a 10 años,
aunque se han observado lobos de hasta 18 años en cautiverio.
Nacen con pelo grisáceo que se aclara a medida que envejecen siendo a los 3 meses blanco por completo.
Los lobos árticos, como todos los lobos, cazan en manada. Sus presas son comúnmente caribúes y bueyes almizcleros. Por otra parte, cazan otros animales que puedan encontrar, como liebres árticas, focas, perdices nivales y lemmings.
Debido a la escasez de plantas de pastar, estos lobos se ven obligados a
recorrer grandes áreas (de hasta 2600 km²) para encontrar presas
siguiendo los rebaños.
El alce
también es una presa ocasional. Sus largas patas los hacen lentos y a
veces, atrancados en la nieve, se vuelven presa fácil para las manadas
de lobos.
Normalmente, solo el macho alfa y la hembra alfa se aparean, pero en manadas grandes no son los únicos. Se vuelven aptos para el apareamiento a los dos o tres años de nacidos.
Debido a la dificultad causada por el permafrost
del ártico para cavar guaridas, los lobos árticos a menudo usan
recovecos entre las piedras, cuevas o incluso depresiones en el suelo
como guarida.
La madre pare 2 o 3 cachorros a finales de mayo o principios de
junio, aproximadamente un mes antes que el lobo común. Se cree que el
reducido número de crías (comparadas con 4 o 5 del canis lupus lupus)
se debe a la escasez de presa en el Ártico. Su gestación dura
aproximadamente 63 días. Los cachorros se quedan con la madre dos años.
Los lobos árticos habitan en las islas árticas de Canadá y las costas este y norte de Groenlandia, más al norte de la latitud 68° N, pero no en témpanos de hielo. El medio es extremadamente áspero, el helado invierno largo y oscuro, ni siquiera los Inuit viven tan al norte.
Como caso excepcional en las subespecies de lobo, el lobo ártico
todavía puede ser encontrado en todo su hábitat natural original, debido
a que en este entorno rara vez encuentran presencia humana.
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